Cuando descubrimos un sitio, un paisaje que nos emociona, o nos hace sentirnos en paz y armonía con nosotros mismos, con la tierra en que vivimos y su grandiosidad. Perdemos la noción del tiempo, nuestra mente se pone en blanco y disfrutamos de poder respirar y apreciar nuestro entorno como nunca, sintiéndonos parte del mismo. Eso es felicidad.
Hoy vuelvo al recuerdo de un lugar también muy importante para mí, hace algo más de un año saqué ésta foto desde punta Colorada en Piriapolis.
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