Algunas veces, despertamos obnubilados, perdidos en las resacas de nuestras pesadillas. Y salimos al camino irritados, ocupándonos en actividades banales. Meras vías de escape que nos ocultan lo esencial de la vida. La magia de una sonrisa, la importancia de expresar y compartir alegría, ilusión, esperanza y amor. Feliz jueves!!!!
Así, cada despertar es volver a la vida. Retomar el camino donde lo dejamos, asumiendo que podemos hacerlo mejor. Haciendo aflorar y expresando nuestras emociones positivas en cada actividad. Dejando testimonio de que con algarabía, buen humor y una sonrisa se puede hacer todo mucho más fácil y bien.
Con una sonrisa, agradezco la bienvenida del nuevo día. Y abro la puerta a otra ocasión de dar rienda suelta a la alegría, la ilusión, la fantasía y la esperanza de volver a reencontrarnos. De recordar el modo de disfrutar de las cosas básicas, sencillas y por lo común, poco apreciadas de la vida.
Al despertar, se abre esa ventana de esperanza, esa ocasión de salir al camino en procura de los nutrientes esenciales. Es preciso alimentar el cuerpo, la mente y el alma, con elementos tangibles, sólidos y líquidos vitales, así como otros más etéreos, emotivos y espirituales. Alegría, buena onda y amor.
Tener la oportunidad de seguir atesorando momentos, emociones, sentimientos, es un regalo divino. Es el resultado de nuestro diario vivir, fruto de las actividades desarrolladas a lo largo de cada jornada. Y que se construyen haciendo aflorar lo mejor de nosotros mismos. Con amor, ilusión, esperanza y buen humor.
En el duro trayecto vital, transitamos cada jornada salvando obstáculos, cayéndonos y levantándonos una y otra vez. Esa actitud positiva, optimista y esperanzadora, es la mejor forma de dar gracias a la vida. Algo que podemos redondear con una pizca de alegría, ilusión y nuestra mejor sonrisa.
Despertar en casa, tener la posibilidad de hacer las actividades cotidianas en tu pueblo. Encontrarte con los vecinos, los amigos y disfrutar de la familia. Son esas bendiciones que debemos agradecer. Sonreír y saludar amablemente, forma parte de ese ritual generador de alegría, ilusión y esperanza.
Para nadie puede pasar inadvertido la importancia de una nueva oportunidad. Si bien es posible que nos veamos inmersos en rutinas, que esconden su trascendencia. Es por ello, que debemos asumir cada despertar con agradecimiento, algarabía y optimismo. Hacer que valga la pena cada segundo de vida.
Estamos aquí, una jornada más. Seguimos de pie, encarando con fuerza, ganas, actitud positiva y decisión lo que vaya surgiendo en el trayecto. Y en esa mezcla heterogénea de situaciones, sentimientos y emociones, priorizar la alegría, la ilusión, el amor y el respeto a la vida es primordial.
Mas allá de cualquier otra cosa, cada despertar al emprender la marcha, es motivo de festejo. Es salir a expresar nuestra felicidad por encima del llanto, las penas y caídas. Es levantarse y seguir adelante con una sonrisa. Clara expresión de convicción y respeto a esa oportunidad que nos brinda la vida.
Ser agraciados con la posibilidad de volver a ejercer nuestro libre albedrío, es ciertamente algo para dar gracias cada día. Así, sin dejar de lado a la razón, dar rienda suelta a nuestra alegría, ilusión, buena onda, fantasía y esperanza. Expresando y compartiendo nuestra mejor sonrisa, hace que todo fluya mejor.
Otro día, otra ocasión, otro premio que nos brinda la vida. Hacer honor a ese obsequio y salir al camino para disfrutar todo lo que surja en el trayecto es lo indicado. Dejar de lado todo aquello que nos pesa. Permitir que fluya y compartir la algarabía, la buena onda, el sentido común y ese cúmulo de emociones positivas es vida.
Continuamos en carrera, nos quedamos un día más y al igual que siempre, afrontamos nuestras actividades. Los obstáculos y dificultades son materia constante. Parte de las tareas a emprender es sortear esas complicaciones con alegría, ilusión, optimismo, amor y esperanza. Y hasta donde sea posible con una sonrisa.
A diario, si la fortuna nos premia con otro despertar, iniciamos otro párrafo en nuestra historia. Así, acumulamos experiencias, anécdotas, lágrimas y sonrisas que brotan del corazón. Emociones que afloran a lo largo del trayecto y que al final del camino, son lo único que sirve para hacer balance.
El despertar aletargado, remolón, nos deja pegados al calor de las sábanas. Nos retiene apenas unos instantes, lo suficiente para crear la sensación de satisfacción relajante. De haber dado rienda suelta a esa fantasía de fin de semana. Dejando que la alegría de olvidar el despertador, nos permita esbozar una sonrisa.
Ahí voy nuevamente, siempre en movimiento, motivando, transmitiendo esperanza. Destacando la importancia de ser ejemplo. Estar en la vanguardia, difundiendo y promoviendo los valores fundamentales. Compartiendo la algarabía, la fantasía, el cariño y el optimismo que me genera esa tarea cotidiana.
Seguimos adelante, un día más para disfrutar otra oportunidad. Ocasión perfecta para despejar dudas, sacudirse los miedos y asumir nuestro rol. Dejando aflorar ese imprescindible sentido común. Encarando con energía, alegría, ilusión, amor y optimismo nuestro trayecto cotidiano. A compartir la vida con una sonrisa.
Un día como hoy, despertamos y nos encontramos con una de esas plagas bíblicas. Y por estos días, además de seguir con aquel azote, nos embiste el segundo jinete. Por cierto, ninguna novedad, la historia está ahí. Nosotros, como siempre, asumiendo la vida con alegría, ilusión, esperanza y mucho amor.
Y al despertar a un nuevo día, nos encontramos que los sueños, anhelos y la esperanza de que las cosas cambien siguen ahí. Aguardando que nos pongamos manos a la obra, con decisión, fuerza, ganas, actitud positiva, alegría y amor. Y siempre expresando esa sonrisa contagiosa.
Cada mañana, al ser bendecidos con otra oportunidad, salir al camino a construir y compartir felicidad es nuestra prioridad. Es lo más coherente y honesto que podemos hacer. Me parece la mejor forma de disfrutar y transmitir todas esas emociones positivas, que se resumen en una sonrisa de corazón.
Levantarnos cada mañana y dar ese primer paso, implica una decisión importante. Tal vez la de mayor trascendencia para nuestro diario vivir. Asumimos nuestro rol, tomamos la iniciativa y nos ponemos manos a la obra para ser protagonistas. Artífices de nuestra alegría, ilusión, esperanza, que compartimos con amor y una sonrisa.
Un amanecer tras otro, si prestamos atención al emprender el camino. Siempre encontraremos algo sorprendente, pequeños detalles, matices. Elementos que para muchos pueden ser insignificantes, pero que son la amalgama de la vida. Son esas chispas que encienden la algarabía, la ilusión y nos hacen sonreír.
Al desperezarnos, al salir del letargo y el merecido descanso, abrimos la mente y el corazón. Dejamos la puerta abierta a la vida, ese instante fugaz, que por momentos se nos escurre entre los dedos. Por eso es menester, ponernos en cuerpo y alma a disfrutar con alegría, amor y optimismo cada segundo.
Desde que abrimos los ojos. Comenzamos a vislumbrar el sendero a emprender. Definimos objetivos y salimos a encarar nuestra tarea cotidiana. Pequeñas metas, que se van sumando en un todo armónico y convergente con la alegría, ilusión, fantasía, amor y esperanza puestos en ello.
Y ese primer paso, con el que todo comienza, lo damos al despertar. De ahí en más, se despeja el camino y todo cobra sentido. A partir de ese preciso instante, damos dirección y encaramos la vida con una visión y una misión. Y toman forma, al ponernos manos a la obra con algarabía, amor y esperanza.
La vida nos regala momentos. Y nos sumerge en situaciones, vivencias y fechas que quedan marcadas de forma indeleble en el corazón. Hoy es un despertar especial, ayer cumplimos seis años de casados. Un recorrido en el que cada día, revivimos la alegría, ilusión, fantasía y amor del primer paso juntos.
Que la vida nos premie con otra oportunidad, no significa que todo será del color de rosas. Es solo una chance, para encarar los problemas, las penas y sufrimientos con otra actitud. Sin duda, no es tarea fácil, hace falta mucha fuerza, ganas y ser capaces de sonreírle a la vida a pesar de todo.
Levantarnos y salir al camino con una sonrisa sincera, es encarar la vida sin miedos. Es asumir que nos pondremos manos a la obra en la construcción del día a día. Afirmando y compartiendo la alegría, ilusión, optimismo, esperanza y amor que va surgiendo. Sin más ambición, que hacer el camino en paz.
Una vez más, la bulliciosa vida nos brinda la posibilidad de abrirle la puerta a la ilusión y la esperanza. Descubriendo los milenarios secretos, con los que soportamos las cargas impuestas por las tormentas cotidianas. Tan simples y efectivos como dejar aflorar nuestros mejores sentimientos y emociones positivas. Feliz jueves!!!!
Otra jornada, otra ocasión para salir al camino y deleitarnos con la cautivante alegría de vivir. Que compartimos a pesar de las nubes, el mal tiempo y el penoso círculo vicioso generador de tristeza. Y lo ponemos en común, para cortar la mala onda y permitir que afloren la alegría, ilusión, fantasía, amor y esperanza.
Amanecer y descubrirnos aquí, que seguimos adelante un día más. Es algo estimulante, potente, que nos lanza a encarar la vida con fuerza, ganas y actitud positiva. Mas allá de las peripecias cotidianas derivadas de las miserias humanas. Las que superamos con alegría, ilusión, esperanza y sonriendo desde el corazón. Feliz martes!!!!
