Una reflexión sobre las recientes elecciones en Andalucía, me lleva a recordar viejos comentarios, que siempre me rechinaron. Entre otras razones por la persona que los hacía, ya que mostraban la triste realidad de esas mismas personas, al mismo tiempo que el concepto despectivo y mezquino de lo que es hacer política.
Muchas veces escuché decir a algún político, yo tengo tantos votos, o tantos diputados. Siempre que oía eso, me quedaba pensando si en verdad esa persona creía que eran suyos. Y visto en perspectiva, creo que sí, efectivamente se piensan que los votos, los asientos en el parlamento, les pertenecen.
Un mal, que afecta a casi todos los países del mundo.Todo ello explica la actitud muchas veces altanera que muestran, creyendo que por estar en esa posición tienen la potestad de hacer lo que les da la gana. No solo me refiero a los oficialistas de turno, también a quienes ejercen la oposición.
Así nos va a todos con esas cosas, lo cierto es que ahora todo el mundo se rasga las vestiduras, diciendo que se proponen la lucha contra los ultras de derechas, quienes han logrado un buen puñado de escaños en esas elecciones, con los votos de personas de buena fe, que básicamente se han visto defraudadas en reiteración real, por los de siempre.
Y no solo defraudadas, también engañadas, exprimidas hasta el límite por innumerables actos de corrupción de una mano y de la otra. El pueblo se hartó de tanto cuento, de tanta corruptela, de tanta patraña, de tanta mala praxis, de tanta falta de respeto.
Se nota que no han aprendido nada y ahora es tarde, durante muchos años se han olvidado que el tema no va de derechas o de izquierdas, el tema va de hacer una buena gestión, de administrar correctamente, de ser honestos y trabajadores en las funciones públicas. Va de hacer todo lo necesario para generar las oportunidades básicas, esas que las personas comunes necesitamos para desarrollar nuestras vidas dignamente.
Ser de izquierdas o ser de derechas, ser bolche o ser facho, no significa nada, no es ni bueno, ni malo en sí mismo, simplemente son clichés que se han propagado a lo largo de la historia, por los cuales nos pretenden dividir y manipular. Del mismo modo que nos manipulan y dirigen con la publicidad, con las modas, en fin, cada día es más difícil discernir que es lo que decidimos por nosotros mismos.
Aunque sí existe algo en lo que todos estamos atentos y es en nuestro bienestar y él de quienes nos rodean, en lo que nos dicen y prometen esos políticos y en lo que hacen de verdad. Lamentablemente se les va mucho la lengua a todos, pensarán que luego nadie se acordará de lo dicho y ahí están las consecuencias, el pueblo es muy paciente, brinda muchas oportunidades, pero al final ya se sabe lo que pasa.
No estoy seguro que les importe demasiado el pueblo, más bien, esa máscara tapa la verdadera naturaleza humana. Somos seres singulares, buscamos nuestra supervivencia y la de nuestro entorno cercano, sin darnos cuenta que eso mismo, a largo plazo se puede ver comprometido si no hacemos las cosas bien, si no somos honestos, si no somos dignos de las responsabilidades que nos otorgan.
Solo espero que a quien le toque conducir, haya aprendido la lección, se deje de tonterías y juegos sucios, para encarar las acciones necesarias orientadas al bienestar real de todos. Es posible, solo se requiere la buena voluntad de todas las partes, una gestión honesta y digna, a carta cabal, que nos genere tranquilidad y felicidad.
Por tanto, a no quedarse llorando por los rincones, ni pensando en grandes conspiraciones, todo es producto de la mala praxis, vamos a ponernos todos honestamente manos a la obra, con fuerza, con ganas y actitud positiva.
