Cómo han cambiado las cosas, pensar que en mi niñez jugábamos a todo en la calle, verano e invierno. Desde el clásico partido de futbol, marcábamos uno o dos paños, en función del número de jugadores y poníamos como arco dos cascotes de cada lado. Hasta los partidos de basket, volley, paleta y todo en la calle, o aquellos torneos de ajedrez en alguno de los jardines sin rejas del barrio.
No teníamos más profesores que los amigos mayores que ya sabían jugar, tampoco instalaciones especiales, todo lo hacíamos nosotros con los materiales que teníamos a mano. La indumentaria en función de la época del año, en invierno la ropa que usábamos normalmente y en verano pantalón corto y descalzos.
De esa forma aprendimos, nos divertimos, estimulamos nuestra imaginación e inventiva, pero sobre todo generábamos una camaradería y una felicidad difícil de describir. Solo quienes han pasado por aquellos momentos, podrán experimentar las sensaciones recordando viejos tiempos.
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