La corrupción no es un problema exclusivo de un país o una región, en todas partes existe de un modo o de otro. Y nos afecta a todos, pues tiene como resultado final más impuestos, más costos para la sociedad toda.
Hay quienes proponen crear ministerios u organismos oficiales anti-corrupción y otras elucubraciones por el estilo. No son necesarios, ya existen los mecanismos para combatir la corrupción, solo hay que dejarlos actuar, darle los medios y la autonomía necesarios.
El factor fundamental es la educación, una justicia independiente y activa, así como los diferentes mecanismos de control impositivos. El problema está en que todas las corrientes políticas quieren controlar esas áreas, pues son vitales a sus intereses políticos.
Cuando existan políticos dignos, valientes y honestos, será posible erradicar o minimizar ese problema, mientras tanto esas invenciones que surgen como si fueran cosas novedosas, solo son para acomodar amigos y dirigir la corrupción.
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