La cronología de la vida, nos conduce a quienes ya pintamos canas, por una suerte de añoranza de aquellos años de juventud. A recordar nuestras hazañas, nuestras alegrías, nuestras penas, nuestras firmes creencias y nuestras convicciones respecto a todo lo humanamente posible.
El devenir de los años, más allá de hacernos perder esas convicciones, las va transformando, las va moldeando a nuestras necesidades básicas que cada día van cambiando en ese transito vital. Vamos cambiando prioridades constantemente, buscamos tener más tiempo, sentirnos bien y tratar de ser felices.
Parece que nos vamos volviendo cada día algo más egoístas, pero lo cierto es que somos nosotros y nadie más quien puede vivir nuestra vida. Por eso es sano un cierto grado de egoísmo, es lo que nos mantiene en alerta y factor de supervivencia.
Así es la vida, un tránsito en el que todo nuestro ser se va transformando y donde debemos mantener un balance positivo en amor, alegría, ilusión, buena onda y felicidad, del resto solo polvo y cenizas. Que solo tendrán sentido en ese conmovedor legado de regocijo y algarabía que podamos dejar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario