Es un espacio para compartir mi visión de la Felicidad y sus vínculos con todos los aspectos de la vida, el hogar, el amor, los afectos, el trabajo, la sociedad, la política, la educación, la economía, la ciencia, la empresa y más.
La Felicidad es una tarea individual y colectiva, requiere un esfuerzo constante de todos nosotros, se relaciona e influye en todo, es un elemento vital para tener un mundo mejor.

jueves, 23 de junio de 2016

Felicidad, palo y ...


Y el 1 de marzo ya estaba en casa de vuelta, ayudando a Rosa en los preparativos para la boda y aguardando la llegada de gran parte de mi familia que se habían desplazado desde Uruguay en esos días y que andaban dando un recorrido por España antes de llegar a Galicia.

La noche del jueves, nos acostamos temprano pues entre unas cosas y otras la jornada había sido muy dura. Eran las once de la noche, hacía unos minutos que estábamos en cama molidos y suena el timbre, miro por la ventana de la habitación y veo a mi madre en la puerta. 

Mi familia había llegado y nosotros a levantarnos rápidamente, abrimos la puerta y todo alegría, besos, abrazos con la primera tanda, (es que venían a sorprendernos) y fueron llamando a la puerta en tres turnos, el primer grupo fueron mi madre y mis hermanas Teresa y Felisa, Carmen ya estaba en casa desde el día anterior.

Luego de unos minutos, otra vez el timbre y apareció Ine una de mis sobrinas y ahijada, otra explosión de alegría y unos minutos más tarde otra vez, apareció mi cuñado Gabriel, el único con quien no contaba. Como pueden imaginarse unos momentos increíbles que nunca se borrarán de mi memoria.

En casa no tenemos lugar para tanta gente, ellos ya tenían todo arreglado con Cristina y Rosita para quedarse en su apartamento del Son. Era muy tarde y se fueron a descansar, quedamos para cenar en casa al día siguiente.


Y ahora me tocaba darles la noticia de mi operación, darles un palo de esos, cuando todos ellos venían a pasar un momento de alegría, ilusión y felicidad junto a nosotros, era algo realmente duro pero no había otra opción. Y el día antes de la ceremonia, mientras comíamos algo ligero en casa, lloramos todos juntos un buen rato y asumimos en conjunto la dura prueba que nos ponía la vida.

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