Ahora, en mi otoño, descubro aquellas cosas en las que nunca había pensado. Recuerdo observar el paso del tiempo en los mayores que nos rodeaban. Sin tener en cuenta que el tiempo también pasaba para mí. Y en éste momento, que ya camino lento, todo pasa vertiginosamente. El concepto del tiempo, asume una identidad descontrolada. Se desboca y en esa carrera loca, nos va dejando atrás. Vamos perdiendo ritmo y vemos todo desde otra óptica. Los sucesos pasan tan rápidamente que cuando queremos acordar, ya es tarde para sacarles la foto.
Igualmente, cada día es especial, siempre hay algo que lo hace diferente. Desde un pequeño detalle curioso que nos impacta, hasta un recuerdo, o simplemente, observar el entorno. O dejar volar la fantasía que se despierta ante algo inesperado. Dejarnos sorprender y ser sorprendentes. Mantener el esfuerzo, las ganas y la actitud positiva, perseverando cada día en esa dura e interminable tarea de ser feliz. Y dejando fluir la alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, amor, esperanza y fantasía, elementos básicos de la felicidad.
De esos afectos y emociones positivas, sacamos la energía, el carácter y el talento que nos conduce por la senda correcta. Y que cada persona debe ser capaz de generar y hacer aflorar para identificar por sí misma, el camino cierto. Y ahora, en mi otoño, hago estas reflexiones, al constatar que poco a poco, nos vamos quedando solos. Al ver que la vida día tras día, nos va dejando en primera línea de salida. Y me rebelo ante ese inexorable tormento temporal. Me resisto a entregarme sin luchar, sin dar todo mi esfuerzo por ser feliz el tiempo que sea.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, sin claudicar, sin entregarme, administrando las fuerzas desde la inteligencia emocional. Esa que nos permite desarrollarnos y compartir la vida como personas en el mas amplio sentido.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!!! Les deseo una buena tarde!!!!!
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