Y, si nos dejamos de quejas. Y, si nos olvidamos de esperar, a que nos arreglen la vida. Y, si asumimos la responsabilidad y el desafío de nuestro día a día. Y, si en lugar de que nos gane el resentimiento, dejamos fluir buenas vibraciones y optimismo. Alimentemos adecuadamente el espíritu, sembrando, regando y cuidando con mimo esas semillas que dejamos caer a nuestro paso. Sus frutos no serán inmediatos, pues además de todos esos cuidados, exigen otras condiciones y algo fundamental, tiempo.
Aún así, nunca estaremos totalmente seguros de obtener una buena cosecha, siempre existen elementos que pueden perjudicarla. De todos modos y en todos los casos, lo importante es que fructifique dentro de nosotros mismos la cepa de las emociones positivas. A partir de ahí, todo es continuar el esfuerzo, perseverar y aprender de los tropiezos. Prestar atención a los detalles, comprobar cada paso, corregir lo que sea necesario y seguir adelante. Y algo que no debemos olvidar, mantener y compartir la alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza.
Y de ese modo, dejar fluir esos sentimientos y emociones positivas, esas buenas vibraciones, que son el hilo conductor del potencial anímico que nos impulsa. Esa fuerza espiritual que nos motiva y pone en funcionamiento. Permitiéndonos soltar amarras, dejar esa dependencia, esas cadenas mentales y emocionales que nos tienen cautivos. Solo así, seremos capaces de hacer frente a nuestra vida por nosotros mismos. Solo así, seremos libres de verdad. Solo así, estaremos en condiciones de disfrutar honesta y dignamente del camino.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo lo que encuentro a lo largo del camino. Sembrando esas semillas, que seguramente en algún momento, alguien será capaz de disfrutar su sombra y sus frutos.
A disfrutar el día!!!! A seguir cuidándose!!!!! Les deseo una buena noche!!!!
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