Ser agraciados con la posibilidad de volver a ejercer nuestro libre albedrío, es ciertamente algo para dar gracias cada día. Así, sin dejar de lado a la razón, dar rienda suelta a nuestra alegría, ilusión, buena onda, fantasía y esperanza. Expresando y compartiendo nuestra mejor sonrisa, hace que todo fluya mejor.
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