Vivimos sumergidos en una vorágine
economicista, producto de la inteligencia práctica que nos ha
transformado de un modo sorprendente en los últimos 30 años. Los
avances científicos , tecnológicos y la ingeniería financiera, han
cambiado nuestra forma de ver el mundo, nos han facilitado tanto las
cosas que solo vemos por esos ojos.
No todo puede ser medido en función de la rentabilidad financiera, u otros parámetros economicistas que se han distanciado mucho de aquellos originales, donde lo predominante era lo humano. Es necesario un paso hacia la inteligencia emocional, hacia la calidez humana, la alegría, la ilusión, la motivación y la felicidad que nos causan las cosas simples de la vida.
Debemos tener cuidado de no caer en la arrogancia de aquellos últimos y decadentes atlantes, autodestruidos en su egoísmo y vanidad. De nosotros depende, somos quienes estamos haciendo el futuro y los últimos guardianes del más preciado bien común, la felicidad. Aquí está el área de trabajo más importante de cara al futuro, desarrollar nuestra inteligencia emocional, para preservar ese maravilloso bien común que nos diferenciará de las máquinas.
No todo puede ser medido en función de la rentabilidad financiera, u otros parámetros economicistas que se han distanciado mucho de aquellos originales, donde lo predominante era lo humano. Es necesario un paso hacia la inteligencia emocional, hacia la calidez humana, la alegría, la ilusión, la motivación y la felicidad que nos causan las cosas simples de la vida.
Debemos tener cuidado de no caer en la arrogancia de aquellos últimos y decadentes atlantes, autodestruidos en su egoísmo y vanidad. De nosotros depende, somos quienes estamos haciendo el futuro y los últimos guardianes del más preciado bien común, la felicidad. Aquí está el área de trabajo más importante de cara al futuro, desarrollar nuestra inteligencia emocional, para preservar ese maravilloso bien común que nos diferenciará de las máquinas.
¿Seremos capaces? ¿Estamos dispuestos
al esfuerzo que implica? Pues si no lo estamos, ya sabemos lo que nos
dice la historia mítica, ¿seguiremos el camino de los atlantes?
¿Volveremos a las cavernas? Hagamos el esfuerzo para ver la luz,
antes de caer sin remedio en la dictadura
científico-técnico-economicista.
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