En todos los órdenes de la vida, crear
falsas expectativas, es un generador de frustración e infelicidad.
Hay que tener claro, sobre todo a nivel de los líderes políticos,
económicos, empresariales, sindicales, religiosos, como a nivel personal y familiar, que una promesa debe ser
asumida responsablemente.
Es necesario asumirlas con la seguridad de poder hacer lo posible por cumplirlas y siendo conscientes que su no cumplimiento producirá desilusión, desmotivará a nuestro entorno, será un foco de malestar, antipatía y en definitiva se producirá un ambiente poco propicio para la felicidad.
Aquí tenemos una de las principales tareas de los líderes, anticiparse al futuro sin falsas expectativas, ni amenazas de cataclismos devastadores, con sólidos conceptos éticos y morales, creando las condiciones, creando el ambiente propicio para el desarrollo de nuestra feliz singladura, con ello el futuro se hará sobre una base sólida, con alegría, ilusión, optimismo y una plural felicidad.
Es necesario asumirlas con la seguridad de poder hacer lo posible por cumplirlas y siendo conscientes que su no cumplimiento producirá desilusión, desmotivará a nuestro entorno, será un foco de malestar, antipatía y en definitiva se producirá un ambiente poco propicio para la felicidad.
Aquí tenemos una de las principales tareas de los líderes, anticiparse al futuro sin falsas expectativas, ni amenazas de cataclismos devastadores, con sólidos conceptos éticos y morales, creando las condiciones, creando el ambiente propicio para el desarrollo de nuestra feliz singladura, con ello el futuro se hará sobre una base sólida, con alegría, ilusión, optimismo y una plural felicidad.
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