Cocinar con amor para nuestros seres queridos y amigos, es algo sumamente gratificante y hacerlo rodeado por esas personas más aún, además genera alegría, ilusión y felicidad. Y si no nos queda bien, o no tenemos ganas de hacerlo, pues siempre podemos salir a tomar algo por ahí y disfrutar de otra forma, pero siempre con buena onda.
El lugar donde compramos las materias prima necesarias para cocinar y deleitar a nuestros comensales, los viejos mercados que hay en todos los pueblos y que a pesar de la invasión de grandes superficies, continúan ahí en la lucha por sobrevivir y en muchos casos lo hacen con gran éxito.
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