Cuando descubrimos un sitio, un lugar, un paisaje que nos emociona, que nos hace sentirnos en paz y armonía con nosotros mismos, con la tierra en que vivimos y su grandiosidad. Cuando perdemos la noción del tiempo, nuestra mente se pone en blanco, disfrutamos de poder respirar a pulmón lleno, sentimos el viento y los demás elementos en la cara, apreciamos lo que nos rodea como nunca, y nos sentimos parte de ese entorno. Eso es felicidad.
Hoy recuerdo el puente peatonal colgante de Leiro, como pueden observar un hermoso lugar, de esos que te pueden emocionar.
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