Cuando no nos sentimos cómodos en una
situación, ya sea en la pareja, en el trabajo, o en cualquier otra y
esa incomodidad se prolonga en el tiempo haciendo que las cosas no
fluyan por los carriles que esperamos y queremos, a pesar de nuestros
esfuerzos por corregirlas. Es momento de cambiar, de buscar la senda
que nos brinde alegría, ilusión y felicidad.
Los cambios son traumáticos, nos generan una sensación de incertidumbre, pero son necesarios. La vida es un constante cambio, es incertidumbre en su máxima expresión, podemos planificar y pretender un control absoluto sobre el futuro, pero la realidad cambia y nos puede llevar por caminos para los cuales no tenemos planes de contingencia.
Por eso debemos trabajar duramente, para estar preparados a enfrentar la incertidumbre de vivir, para aprovechar cada instante como si fuera el último, para aceptar cualquier desafío que se nos presente, para luchar por lo que queremos hasta la extenuación, por aquello que nos alegra, nos da ilusión y felicidad.
Aceptemos los desafíos que la vida nos
plantea, a pesar de la incertidumbre, son oportunidades de lograr la
felicidad individual y colectiva. La vida es cambio constante desde
la gestación hasta la muerte.
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