Nosotros y todo lo que nos rodea,
estamos formados por pequeñas partículas, que sumadas van dando
dimensión y complejidad a las cosas, y que a su vez son partículas
de algo más complejo. Esto nos sugiere, que un pequeño cambio en lo
micro, es capaz de engendrar una mutación o cambio en lo macro, y
nos lleva a la importancia de lo elemental y básico, en la solidez
de una estructura de gran magnitud.
Las cosas simples, que nos hacen
fuertes, desde lo básico como el alimento, la contención, el amor y
cariño, los valores éticos y morales, que moldean el carácter,
fortalecen nuestro espíritu, y hacen un todo feliz, soporte de todas
las demás macro-estructuras sociales, empresariales y políticas. La
partícula individual, dentro de la familia, la tribu, la sociedad,
esos paradigmas que se supone amenazados por las nuevas tecnologías,
seguramente continuarán, pues lo que esas nuevas tecnologías
aportan es una nueva forma de relacionarse, que no está reñida con
las viejas formas y que también aportan a la felicidad individual y
colectiva. Son herramientas, como en su momento lo fue la rueda,
algo que nos ayudará si lo utilizamos correctamente, en la búsqueda
del ansiado bien común, la felicidad. Aunque mas utilizado, puede
generar otras cosas, pues toda partícula tiene su anti-partícula,
algo que también es necesario y revulsivo.
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