Cocinar con amor para nuestros seres queridos y amigos, es algo sumamente gratificante y hacerlo rodeado por esas personas más aún, además genera alegría, ilusión y felicidad. Y si no nos queda bien, o no tenemos ganas de hacerlo, pues siempre podemos salir a tomar algo por ahí y disfrutar de otra forma, pero siempre con buena onda.
Tanto en casa como cuando salimos a comer fuera, el después es muy importante, un café o como es el caso un té delicioso luego de comer en un restaurante Libanés que descubrimos caminando por la zona vieja de Málaga, en uno de los tantos rincones maravillosos.
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