Todas las mañanas, nuestro primer acto es desprendernos de las cálidas cobijas que guardaron nuestro sueño. Y si somos capaces de hacerlo con una sonrisa, seguramente lo seguiremos haciendo a lo largo del día. Ahí nacen la algarabía, la fuerza, la actitud y las ganas de vivir para encarar lo que sea.
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