Despertamos cada jornada desplegando esa potencia, que en los primeros momentos parece aletargada. Pero que a medida que avanzamos adquiere su real dimensión. Y no se trata solo de fuerza, es determinación espiritual, es alegría de vivir, ganas de compartir las emociones positivas que afloran. Y todo se condensa en una sonrisa sincera.
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