Cuantas veces al despertar, nos gana el calor de las sábanas. Y esos minutos, nos dan el impulso imprescindible para continuar la senda. Parece poco, pero es lo suficiente para inyectarnos esas ganas de vivir que expresamos en una sonrisa. Así canalizamos la alegría, ilusión, esperanza y fantasía de ese proceso vital.
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