Al abrir la puerta cada mañana, damos paso a las luces y sombras del día. Se suceden aleatoriamente, sin pedir permiso, ni preguntar ante quién se encuentran. Solo acontecen y nos dejan su huella de una u otra forma. Nadie está preparado, únicamente nos compete disfrutar y generar actitud positiva, algarabía, amor y optimismo.
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