La luz nos vuelve a iluminar. Un don divino que nos permite emprender la marcha otro día. Y encarar el camino sin miedos, con alegría, ilusión, optimismo y esperanza. Haciendo aflorar nuestra mejor sonrisa y todo el amor contenido, al cumplir con nuestras actividades. Así se disfruta y honra dignamente ese regalo extraordinario.
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