Las rutinas, somos seres de costumbres. Tenemos una serie de actos, que repetimos de forma constante. Forman parte de nuestro ritual cotidiano. Algunas son rutinas básicas para nuestra vida. Otras, no tan útiles, pero nos brindan cierta seguridad. Y las que nos hacen daño. Esas nos hunden en círculos viciosos de los cuales luego cuesta mucho salir. Trastocando toda nuestra vida, nuestros vínculos y relaciones interpersonales. Por eso es vital, aprender a identificar cuales son las sanas costumbres que nos ayudan en el diario vivir y las otras.
De alguna manera, mantener esas sanas costumbres indispensables para seguir adelante y aquellas manías que brindan una sensación de seguridad. Nos permite salir cada día al camino con el alma en paz. Y así, mantenernos alejados de las rutinas perniciosas, desde las cuales nos podemos precipitar en una estrepitosa caída. Al mismo tiempo, esa paz de espíritu es el factor fundamental para que afloren los afectos y emociones positivas. Desde esa materia intangible y etérea, cada persona puede generar alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor, esperanza y fantasía si se lo propone.
Y de esa sana rutina generadora de sensaciones y sentimientos positivos, nos beneficiamos todos. Principalmente nosotros y nuestro entorno cercano, desde donde se propagará rápidamente entre los distintos vínculos y relaciones interpersonales. Esas son las rutinas que no debemos dejar, sanas costumbres que crean un clima ideal para la convivencia en sociedad. Son el germen del entendimiento, de la comunicación y la empatía a pesar de las discrepancias.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, una sana rutina que cultivo desde que tengo memoria. Asumiendo mis defectos e intentando potenciar mis virtudes. Dejando testimonio en éstos pregones cotidianos que suelto a los cuatro vientos.
A disfrutar el día!!!! A seguir cuidándose!!!! Les deseo una buena tarde!!!!!
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