Los actuales lideres, en materia
política, distan mucho de aquellos caudillos, que tenían la
capacidad de interpretar anticipadamente, lo que los pueblos querían
o necesitaban, gobernaban dignamente, y la mayoría, terminaban sus
días más pobres de lo que iniciaron su gestión, pero habiendo
dejado una estela de ilusión, alegría y regocijo, en su pueblo, en
definitiva, generaban pueblos felices, que eran capaces de seguir a
esos caudillos, hasta las últimas consecuencias.
Hoy en día, más allá de si nuestros
líderes son mejores o peores oradores, la gran mayoría son
productos, desarrollos del marketing y el buen manejo de los actuales
medios de comunicación, vacíos de contenido, incapaces de
interpretar la realidad y necesidades de su gente, y por tanto
incapaces de anticiparse y generar esa alegría y regocijo, en una
palabra, Felicidad, en los pueblos.
Estamos huérfanos de caudillos, que
sean capaces de anticiparse, de luchar hasta las últimas
consecuencias, y antepongan la alegría, regocijo y Felicidad del
pueblo, a otros intereses.
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