Cuando descubrimos un sitio, un paisaje que nos emociona, o nos hace sentirnos en paz y armonía con nosotros mismos, con la tierra en que vivimos y su grandiosidad. Perdemos la noción del tiempo, nuestra mente se pone en blanco y disfrutamos de poder respirar y apreciar nuestro entorno como nunca, sintiendonos parte del mismo. Eso es felicidad.
Este lugar siempre lo había visto en fotos, hoy yo soy parte de la foto y lo disfrute, lo vivi, lo sentí en carne propia, un símbolo de Copenhague. Vale la pena perderse por sus calles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario