El 11 de febrero, del corriente año,
llegamos al aeropuerto de Gatwick en Londres, a las 9:30 de la
mañana, pasamos los controles de documentos, equipaje de mano, etc.
miramos la lista de salidas y vimos que nuestro vuelo de Easyjet para
Santiago de Compostela, aún no tenía asignada la puerta de
embarque, lo cual ocurriría según se indicaba, a las 10:10, por lo
tanto nos fuimos a tomar un café. Sobre las 10:00, Rosa decidió
dar una vuelta por las tiendas del aeropuerto, para gastar las libras
que nos quedaban, yo permanecí en la cafetería a la espera, con
todo el equipaje. A la hora indicada, miré el tablero de salidas y
ya indicaba el número de puerta y la hora de cierre, que sería a
las 10:35. A las 10:27, y como Rosa no aparecía, decidí dar una
vuelta por las tiendas para intentar encontrarla, sin éxito volví a
la cafetería y tampoco la vi, decidí ir para la puerta de embarque
y esperarla allí. Al llegar, en la hora de cierre, estaban entrando
los dos últimos pasajeros al avión, les explique a las azafatas, el
motivo de la demora en llegar, a lo que comprendiendo la situación,
se pusieron a reír, al mismo tiempo les pedí que pasaran un aviso
por la red de altoparlantes, a lo cual accedieron, y les dije que
como Rosa no entiende el inglés, si podía pasar yo el aviso en
español, a lo que también accedieron. La joven pasó el aviso en
inglés y luego me dejo hacerlo a mi, (“Rosa Blanco, presentarse en
puerta 113, para embarque inmediato”), luego de unos minutos,
pasamos el aviso una vez más, y más tarde un tercer y último
aviso, por lo cual decidí hacer un cambio in extremis, y dije: “Rosa
my love.....”, y la joven encargada del micrófono, apagó el
aparato. Un par de minutos después, veo venir a Rosa corriendo y
casi sin aliento, viendo su esfuerzo y su cara de susto, le di un
abrazo y un beso apasionado, con lo cual las azafatas allí
presentes, se pusieron a reír sorprendidas, por lo inesperado de la
escena, que seguramente no podrán olvidar.
Fue algo que surgió así, sin pensar,
como consecuencia de una forma de ver, sentir y vivir la vida, desde
el punto de vista de la felicidad.
¿Cómo reaccionarías tú?
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