En el entendido, que nadie es perfecto,
que todos podemos equivocarnos, incluso los actuales líderes
políticos, económicos, espirituales, etc., todos debemos aprender a
ser más humildes y a reconocer nuestros errores. Saber reconocer
nuestros fallos, nos hace más terrenales, más al alcance de los
demás, nos iguala desde el punto de vista humano, y ayuda a
desarrollar nuestro sistema de aprendizaje, con el cual obtendremos
nuevos conocimientos y elementos, para desempeñarnos mejor, en todos
los aspectos de nuestra vida, y en definitiva a mejorar la tarea más
importante y fundamental, ser felices.
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