“Uno sabe donde ha nacido, pero no
donde morirá”, otra de las cosas que decía mi padre. Un dicho que
tiene mucha vigencia, podríamos decir que global y moderno. Y si, es
actual, pero no nuevo, es algo que forma parte de nuestra forma de
vida desde siempre, está en nuestro ADN, pues desde tiempos
inmemoriales, nuestra principal preocupación, es ocuparnos de
satisfacer nuestras necesidades básicas, la primera es alimentarnos,
procurarnos el sustento, de aquí que nuestro lugar está donde se
encuentren los alimentos necesarios para ser felices. El espíritu
nómada, que tenemos arraigado en nuestra genética desde siempre, es
uno de los primeros mecanismos de generación de felicidad, que se
desencadena a partir de la escasez de alimentos, y nos hace trabajar
duro para encontrarlos en donde sea, para volver a establecernos y
ser felices.
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