Hacer felices a nuestros clientes, es
darles un producto que satisfaga sus necesidades, a un precio justo.
Pero no es solo eso, además nuestros clientes quieren ser bien
atendidos, desde la primera llamada telefónica, o contacto vía
e-mail, web, en su primera visita a nuestra empresa, o bien en la
primera visita que nuestro equipo de ventas le hace. Todo ello forma
parte, de la primera impresión que nuestro cliente va a retener, de
nuestra empresa, a lo largo de la relación comercial. Por ello,
debemos trabajar mucho en esa primera impresión, que debe ser de
buena calidad, acorde al producto y al servicio post-venta que se le
brinde. La buena calidad del producto, el servicio, y la atención al
cliente, se deben mantener y mejorar en el tiempo, pues si bien el
primer impacto es el que quedará más arraigado, también puede
modificarse, por las acciones posteriores. Todo ello, forma parte del
duro trabajo para hacer felices a nuestros clientes, con la
consecuente felicidad que nos va a generar esa ardua y constante
tarea.
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