Hay que darle color a la vida, y además
sabores, aromas, texturas y sonidos agradables, desde nuestra
indumentaria, hasta las cosas utilizadas para las distintas
actividades que llevamos a cabo cada día. Las combinaciones que más
nos gusten, en todo aquello que tenemos a nuestro alrededor, estimula
nuestros sentidos. Es otra forma de poner a trabajar nuestro
laboratorio bioquímico interno, para ser felices.
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