Mis días transcurren con una variedad
de tareas que van, desde ser el primero en levantarme para preparar
el desayuno, luego una salida para hacer las compras del día y
alguna otra gestión. De vuelta a casa, reviso mis cuentas en las
redes sociales y escribo el saludo matutino en mi blog, al mismo
tiempo voy perfilando la segunda entrega para el blog, ventilando la casa y deshaciendo la cama. Sobre las 12, y en la
medida que Rosa no tenga muy complicado su trabajo, toca salir a
tomar un café juntos, vuelvo a casa para ponerme manos a la
obra con la comida de medio día, hoy puntillas de calamar salteadas
con ajo, cebolla tierna y pleurotus, todo acompañado de una
ensalada. Ya a las 13 horas paso a buscar a Rosa por su oficina para
comer juntos mi creación culinaria del día. Luego compartimos
tareas de higiene doméstica, para salir a tomar otro café juntos y
retornar, Rosa a su oficina y yo a las tareas diarias en casa, que
dependiendo del día, puede ser pasar aspiradora, lavar pisos,
arreglar el jardín, y demás. Más tarde y dependiendo de la época
del año, puede tocar o bien un partido de padel, o salida en vela
ligera, o un recorrido por el campo de pitch and putt, o algo tan
simple y sano como una larga caminata por el monte cercano.Ya por la
noche, preparar la cena en casa y/o dependiendo del día, salida para
cenar o a tomar unos vinos con los amigos. Los fines de semana, si
nos quedamos en casa, siempre organizamos cenas en el asador, con
distintos grupos de amigos y familiares. Hace 10 años que estoy en
ésto, antes fui productor rural y director de un laboratorio
veterinario, por tanto ni idea de los quehaceres domésticos, y al
final, el secreto de todos los trabajos, más allá de lo que se
tenga, es hacer las cosas con alegría, ilusión, optimismo,
inteligencia, ganas y mucho amor, para que esas tareas nos generen
felicidad.
La foto, en casa cocinando.
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