Que tristeza, cuando nos enteramos de
los pormenores del lamentable suceso aéreo. Cuantas sensaciones y
emociones encontradas, pienso en alguno de los viajes que hemos
hecho, y recuerdo aquellas sensaciones de alegría, ilusión y
felicidad, por el viaje, por la compañía, por lo que nos espera. Al
mismo tiempo, rememoro el hueco, el vacío, la desazón, la
impotencia, la rabia por la perdida de un ser querido. Toda esa
mezcla, por la decisión de una persona, que en un instante actúa
por todos, motivado por un cúmulo de sucesos personales infelices,
que nublan, anulan, desconectan su inteligencia emocional, y todas
las demás funciones intelectuales.
Vaya si es importante trabajar para ser
feliz, estimular la inteligencia emocional, para darnos cuenta que
cualquier hecho infeliz, si bien nos afecta, no nos derrota, que nos
fortalece para seguir el camino de la felicidad, a pesar de las
secuelas.
Un fuerte abrazo para quienes han
perdido a familiares, amigos, conocidos, y también para quienes
están trabajando a brazo partido en el lugar del accidente.
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