Cuando descubrimos un sitio, un paisaje que nos emociona, o nos hace sentirnos en paz y armonía con nosotros mismos, con la tierra en que vivimos y su grandiosidad. Perdemos la noción del tiempo, nuestra mente se pone en blanco y disfrutamos de poder respirar y apreciar nuestro entorno como nunca, sintiendonos parte del mismo. Eso es felicidad.
Durante el fin de semana, descubrimos una cantidad de lugares naturales emocionantes y entre esa naturaleza encontramos el monasterio de Monfero, cuya construcción se inició en 1117 y fue abandonado hace unos 200 años. Hoy en día su restauración se encuentra detenida, pero lo que se puede observar es magnifico. Les dejo algunas fotos para que lo puedan apreciar.
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