Cuantas veces nos descubrimos mirando por una ventana, sin
fijarnos en lo que hay más allá. Es un proceso de introspección, un feliz
momento para poner la mente en blanco, olvidando por un instante lo que sucede
a nuestro lado.
Nos invade una extraña sensación de paz, de bien estar, de
placer y felicidad relajantes que no podemos explicar, que nos deja ese dulce
sabor y ganas de más.
Aquí les mando una vista desde la ventana, para que intenten
experimentar esa felicidad. Pero también es bueno admirar y disfrutar del paisaje.
Se trata de la ventana donde esta la lareira del Pazo da Pena, cerca de Manzaneda, un hotel rural que están restaurando poco a poco y que tiene unas instalaciones maravillosas, recuperadas algunas del paso del tiempo y salvo algunos materiales nuevos inevitables, mantienen casi todas las principales características de antaño.
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