Felicidad y reflexiones

Hoy por la mañana, mientras regresaba a casa y según les comenté en el post anterior, pensaba en una serie de temas, entre ellos, reflexionaba sobre algo que me parece natural como es que los padres intenten que sus hijos tengan una mejor vida que ellos. Y es así, yo lo puedo decir con propiedad, pues es lo que mis padres siempre nos transmitieron a mis hermanas y a mi. 

Hoy con casi 60 años, haciendo un balance, puedo decir que ellos lo lograron, fundamentalmente por el hecho de que nos han educado para vivir honestamente de lo que logremos con nuestro esfuerzo y nuestro talento, haciendo el bien sin mirar a quien, disfrutando de la vida con alegría, ilusión, buena onda, optimismo y felicidad siempre.

Creo no equivocarme al decir que la siguiente generación familiar, también fue educada en ese sentido y lo están demostrando. Espero que ellos sean capaces de transmitir a sus hijos esa misma educación para que sigan siendo cada vez mejores personas.

Esto también tiene que ver con algunos comentarios sobre generaciones perdidas, o con algunos comentarios ya antiguos, respecto a que de algún modo las generaciones que hoy estamos ya en vías de jubilación y las siguientes, vivirían peor que sus progenitores. No se si lo dicen por aquello de que todo tiempo pasado fue mejor, o cual es el motivo real. Lo que si tengo claro es que cada época es diferente, mis padres nacieron en un tiempo donde siendo niños, fueron testigos directos de una guerra civil y a continuación también afectados por una guerra mundial. Y eso marca mucho, esos fueron momentos de crisis reales, de grandes dificultades, donde las carencias y el hambre eran lo normal en el día a día.

Más allá de que la historia es cíclica y que de distintas formas hemos vivido en guerras permanentes, espero que las generaciones siguientes sean más capaces desde el punto de vista emocional, que tengan una actitud más positiva, que sean más educados y sensibles. Que valoren más la vida, la convivencia en paz, que sean capaces de compartir, que no se dejen llevar por la avaricia y la mezquindad, que puedan desarrollar una gestión de los bienes públicos honesta y clara, que no sea necesaria la caridad, que todas las personas puedan vivir dignamente de su trabajo, de su esfuerzo y su talento.