Cada día, si tenemos la suerte de volver al camino, emprendemos nuestras tareas habituales. Salimos recolectar la cosecha, los frutos de nuestra siembra cotidiana. Recursos que se resumen en la devolución de un saludo, con una simple sonrisa. Y todo creado por la sana costumbre de sembrar alegría, ilusión, amor y esperanza.
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