Ya va siendo hora de despertar y salir al camino nuevamente. La vida nos obsequia con otra oportunidad. Aprovechemos el momento, disfrutemos de ese regalo y salgamos con ímpetu a compartir algarabía. Dejemos fluir todas esas emociones positivas, para que lleguen a todo nuestro entorno. Que todos se contagien de felicidad. Feliz martes!!!!
Es evidente que todo esto, a mucha gente le puede parecer irreal, difícil de lograr. Y estoy de acuerdo, no resulta nada fácil. Ser feliz es un trabajo duro y constante. Requiere todo de nuestra parte, fuerza, ganas, actitud positiva y ser capaces de ponernos manos a la obra bajo gran presión. Es algo para personas osadas y valientes, dispuestas a reconocer y enfrentar sus miedos y carencias.
Todas esas dificultades, sumadas a las complicaciones y obstáculos que nos encontramos de forma constante a lo largo del trayecto, conducen a muchos seres a desfallecer. A caer en el desánimo, en la duda y a darse por vencidos. Es algo que podemos observar a diario, en cada esquina, en los sitios donde habitualmente nos desenvolvemos.
Personas que no conocemos y otras que forman parte de nuestro círculo de amistades. La mayor parte de las veces, es difícil darse cuenta de esas situaciones. Cada ser se encuentra abocado a resolver sus propios asuntos, a obtener aquellos elementos básicos para su sustento. Y eso no nos permite ver con claridad las situaciones especiales en la que se encuentran quienes nos rodean.
Por eso y por otras razones, es importante que quienes se encuentren en condiciones de hacer el esfuerzo, de trabajar extra para generar alegría, ilusión, fantasía y amor, lo hagan. Y si es posible, entregar un poco más de energía para compartir esa algarabía, sonreír amable y sinceramente. En una entrega desinteresada hacia quienes puedan estar en caída libre y desamparados.
Ya va siendo hora de despertar, de darnos cuenta que el solo hecho de no ser capaces de ver lo que sucede a nuestro alrededor, no significa que la desdicha y la infelicidad no existan. Y por eso, también es importante que a pesar de no verlo, aprendamos a compartir lo mejor de nosotros con nuestro entorno cercano. Si lo experimentan, verán que es contagioso y generar esa pandemia es saludable.
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