En nuestro periplo cotidiano, no somos conscientes de lo que significa reiniciar el camino cada jornada. Es un regalo divino, un obsequio maravilloso y etéreo que sin darnos cuenta se nos escapa de las manos. Disfrutar cada momento, aprovechar el instante con algarabía, fantasía, optimismo y compartiendo sonrisas es vital.
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