Nos resulta más cómodo dejarlos ahí, en el olvido, en ese rincón donde amontonamos todo aquello que nos molesta o no sabemos manejar. Es esa mochila que vamos cargando a lo largo del trayecto y de la cual obtenemos cadenas para arrastrar. Un exceso de equipaje que con el tiempo, nos hace pagar peaje, muchas veces a costo de nuestra vida. Cuando sobrevivimos y mantenemos las capacidades, abrimos un poco la mente y el alma. Comenzamos a tomar conciencia y nos damos cuenta. Reconocemos la importancia de la alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor, esperanza y fantasía durante algún tiempo.
Asumimos que vamos a cambiar, que nos esforzaremos por mejorar todo aquello que debemos corregir y nos aferramos un poco más a los afectos y emociones positivas que nos regala la vida. Igualmente, muchos, luego de su recuperación, inconscientemente vuelven al círculo vicioso que los quebró. Retoman el carácter inquisidor de los defectos y virtudes ajenos. Se olvidan de cultivar y aprender a conectarse a las sensaciones y sentimientos positivos que nos ayudan a tener una existencia en paz.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo éste pregón cotidiano con quienes se acercan a éste círculo virtuoso de trabajo duro para crear algarabía y felicidad.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!! Les deseo una buena tarde!!!!!
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