Ahí, donde nace la fuerza vital, esa que nos mueve. La que sentimos en todo momento correr por nuestras venas. Ese humor que nos hace arder, cuando hacemos aflorar las emociones positivas. Pues de ese recóndito y caprichoso lugar, al que accedemos desde el corazón, brota la vida. Cada persona, tiene su modo de llegar a su centro neurálgico. A ese lugar secreto que todos tenemos. Y existen tantas formas distintas de activar esa potencia vital, como seres existen en el mundo. Resulta difícil dar una técnica depurada y única de hacer surgir ese vigor.
Pero mucho más complejo, es definir el preciso lugar dónde se produce esa mágica reacción. El punto exacto en el cual transformamos algo básico en una sublime experiencia emocional. Y esa alquimia, esa transmutación que experimentamos, sobre la cual existen tantos mitos, en los que se vincula al corazón con el punto clave. Otros ponen al cerebro en esa posición. En realidad, nadie tiene claro cual es el lugar preciso. En mi opinión, cada célula, cada pequeña porción viva de nuestro ser, tiene lo básico para crear alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor, esperanza y fantasía.
Y eso, me permite afirmar que cada persona, debe descubrir los íntimos mecanismos desencadenantes de esos afectos y emociones positivas que hacemos aflorar desde lo más profundo de nuestro ser. Esa energía que se manifiesta de distintas formas, producto de ese humor que fluye por las venas. Esa potencia que emana desde ahí, donde nace la fuerza vital, es lo que definimos como felicidad. Es el verdadero sostén de la vida, lo que nos permite seguir adelante y disfrutar el trayecto.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo esas experiencias que me aportan la energía necesaria para continuar mi camino.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!! Les deseo una buena noche!!!!
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