Existen lugares así, donde las temperaturas son algo más agradables. Dónde relajarse y recuperarse del estrés acumulado. Donde es algo más fácil la vida. Donde poder alejarse del tumulto que llena las playas. Donde florecer al abrigo del monte y los humedales. Una escapada, evadirse de lo cotidiano, de todo lo que puede ser rutinario y cansino. Un simple movimiento, que nos aleje al menos un poco de todas esas actividades que consumen nuestra energía. Y así, recomponer y restaurar nuestra fuente natural de fuerza, desde la que hacer aflorar todo aquello que forma parte del sostén de la vida.
Todos necesitamos esa recuperación, regenerar las fuentes de la eterna juventud. Esas fuentes mágicas, que nos brindan el alimento espiritual, ese maná divino con el cual sanamos de todos nuestros males. Y gracias a esa regeneración, podemos continuar el esfuerzo cotidiano para mantenernos en el camino, sorteando los obstáculos que puedan aparecer. Así como también ponernos manos a la obra con fuerza, ganas y actitud positiva en todo aquello que sea menester. Generando al mismo tiempo alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor, esperanza y fantasía.
Con esos afectos y emociones positivas que afloran de esos profundos manantiales que todos llevamos muy dentro nuestro, encaramos cada día las sendas que nos toque transitar. Y es verdad que existen lugares así, donde cumplir esos ejercicios regeneradores, revitalizares y sanadores. Desde los cuales volver al camino con toda la fuerza y las ganas necesarias. De eso se trata, de recuperar las ganas, la actitud positiva, de reflotar el alma.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo mis experiencias y todo aquello que surge a lo largo del trayecto.
A disfrutar el día!!!! A seguir cuidándose!!!! Les deseo una buena noche!!!!!
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