Salimos al camino nuevamente, comenzamos la semana con toda la fuerza, las ganas y la actitud positiva de siempre. Con una sonrisa en los labios, nos ponemos en marcha con alegría, ilusión, buena onda, optimismo, felicidad y amor. Por allí íbamos yendo más temprano, observando esos botes, que aguardaban a sus tripulantes para comenzar la faena.
Esas mismas embarcaciones, que desde siempre han sido y seguirán siendo el símbolo que identifica a todos los pueblos costeros. Noia, Porto do Son, Portosin, O Freixo, Muros, desde sus orígenes Celtas, tienen a la mar y la pesca en su código genético. Pueblos marineros por excelencia, cuna de anónimos navegantes que han surcado los siete mares.
Entre ellos mi padre, mi abuelo y tantos otros ancestros que dejaron su vida en esas faenas a lo largo de la historia familiar. De algún modo, en ese bote de la foto, quiero dejar testimonio de mi reconocimiento, a todos mis ancestros marineros.
Y lo del rastro genético, pues no lo sé, lo cierto es que la mar me atrae y las pocas veces que salí a navegar por esas aguas, sentí algo extraño en lo más profundo de mi ser. Se podría decir, que esa tradición familiar, hacía su trabajo a nivel interno, dejando que afloraran todos esos sentimientos, toda esa emoción.
Sigo así en mis tareas cotidianas, aún me quedan cosas por hacer y en unos instantes me pondré manos a la obra. Continúo con mi rumbo fijo hacia ese ser feliz, que renuevo cada vez que llego al objetivo.
Gracias por estar ahí!!!!!
Gracias por compartir!!!!!
Les mando un abrazo!!!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario