La intensidad con que somos sacudidos, es directamente proporcional a la cercanía del epicentro. Cuanto más cercano el nuevo acontecimiento, mayor es el sacudón, pero los recuerdos y aquellos sentimientos siguen generando aquellas mismas e intensas respuestas. Revivimos todo de tal forma, que percibimos todos los detalles, desde las palabras, los olores, los silencios. En fin, que la fuerza de ese impacto, nos hace tomar conciencia de lo importante, lo trascendente de la vida. Y me reafirmo en la importancia de la alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor, esperanza y fantasía.
Afectos y emociones positivas, especialmente útiles y necesarias en los momentos más duros. Tanto por nuestra parte, como de nuestro entorno cercano con su amor y comprensión. Hacer aflorar esas sensaciones y sentimientos positivos cuando todo se nos viene abajo, es una tarea en la que necesitamos ayuda. Y cuando se sacuden los recuerdos, también surgen esas formulas magistrales. Que como tales, tienen sus diferencias en función de cada persona, en función de las necesidades del momento y la disponibilidad de recursos. Así, cada persona, tiene una forma de recordar e identificar sus personales mecanismos de activar afectos y emociones positivas.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo todo lo que me conmueve, todo lo que siento y pienso, sin guardarme nada.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!! Les deseo una buena noche!!!!
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