Algunas personas hablan de activar nuestro subconsciente,
para de esa manera despertar nuestros sentimientos y nuestras habilidades
ocultas. Yo hablo de activar nuestro laboratorio bioquímico interno, de
auto-estimularnos para segregar las sustancias de la felicidad. Con lo cual en
el fondo, son diferentes formas de hacer lo mismo, lograr el bienestar de la
gente.
Son enfoques, aproximaciones diferentes desde distintos
ángulos, en busca del mismo objetivo, lo
cual es muy positivo, pues siempre existen muchas formas de ver las cosas,
todas válidas y cuantos más aportes se hagan en éste sentido mejor, pues se
podrá llegar a más gente y contribuir a una mejor convivencia, para una vida
más placentera.
Sigo insistiendo en que la buena onda, el amor, la felicidad
hay que trabajarlos todos los días. Es vital incorporarlos a nuestras tareas en
todos los ámbitos, la familia, el trabajo, los estudios, los amigos, los
deportes, en todo, hasta en aquellas que nos resultan más desagradables.
En todas las situaciones podemos encontrar algo, un detalle
mínimo, insignificante que nos va a generar una alegría, o ilusión y será un
elemento motivador, estimulante. Un
detonante, un desencadenante para un círculo virtuoso, de buena onda, felicidad
y gozo.
La foto, es del río Miño en la zona de Fervenza.
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