Es claro que me estoy refiriendo a la actividad empresarial
y su influencia en la felicidad directa, es decir aquella generada hacia
dentro, así como la indirecta, la generada en las empresas vinculadas y la que
se genera en la sociedad toda por medio de los tributos y los distintos aportes
al entorno social vecinal.
Aquí toca marcar una diferencia entre las empresas, en
particular las que hoy en día han hecho el esfuerzo de salir de la comodidad
del mercado interno, para transformarse en exportadoras. Algo realmente muy
importante para todos, el inconveniente proviene de aquellas que están usando
filiales en paraísos fiscales para eludir impuestos.
Una de las principales tareas del empresario, es la de
asegurar la continuidad de su emprendimiento por todos los medios lícitos
posibles y para lo cual es una condición necesaria la rentabilidad, la buena
gestión de los recursos, así como un nivel de felicidad adecuado en las
personas que colaboran en la empresa, los clientes, proveedores, estado y la
sociedad toda.
El buen balance entre todos esos elementos, gestión,
felicidad, rentabilidad, responsabilidad social, dentro de la normativa legal y
la ética, es lo que más contribuye a asegurar la continuidad, el crecimiento y la buena performance de una
empresa que seguramente dejará conformes a todas las partes, gestores,
colaboradores, accionistas, estado y sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario