Cuando descubrimos un sitio, un lugar,
un paisaje que nos emociona, que nos hace sentirnos en paz y armonía
con nosotros mismos, con la tierra en que vivimos y su grandiosidad.
Cuando perdemos la noción del tiempo, nuestra mente se pone en
blanco, disfrutamos de poder respirar a pulmón lleno, sentimos el
viento y los demás elementos en la cara, apreciamos lo que nos rodea
como nunca, y nos sentimos parte de ese entorno. Eso es felicidad.
Otro de esos lugares que me emocionan, San Esteban de la Sierra, cerca de Salamanca, con su antiguo puente de piedra, y lo agreste del paisaje, realmente maravilloso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario