Es un espacio para compartir mi visión de la Felicidad y sus vínculos con todos los aspectos de la vida, el hogar, el amor, los afectos, el trabajo, la sociedad, la política, la educación, la economía, la ciencia, la empresa y más.
La Felicidad es una tarea individual y colectiva, requiere un esfuerzo constante de todos nosotros, se relaciona e influye en todo, es un elemento vital para tener un mundo mejor.

lunes, 22 de febrero de 2021

Determinando nuestra vida


 Así vamos escribiendo nuestra historia. Con la suma de pequeños episodios, recuerdos entrañables y la práctica cotidiana. Con sus momentos, escenarios y coincidencias inexplicables, que a lo largo del tiempo, van determinando nuestra vida. Hoy en particular, es una fecha de esas, mi padre cumpliría noventa y un años. Y de ese veintidós de febrero de mil novecientos treinta, comenzaron a escribirse esas historias que de algún modo desembocaron en Uruguay. Momento desde el cual, se abre una nueva página, con más episodios y de donde comienza a tejerse mi historia. 

Eso, será otro capítulo, ahora estamos en la década del treinta del siglo pasado. Plena crisis del 29, que desencadenaron una serie de movimientos políticos a nivel mundial. En España especialmente con la primera y segunda república, desemboca en una guerra civil. Un fratricidio que aún hoy sigue movilizando a mucha gente. Las víctimas de uno y otro lado, aún continuan en la memoria de mucha gente. Dos décadas complicadas, donde aquel niño pasó su infancia y su juventud. Siempre marcado por esos acontecimientos y luego en el 40 por el fallecimiento de su papá y la segunda guerra mundial. Años duros sin lugar a dudas. Pero de todos modos, igual había lugar para disfrutar y generar alegría, ilusión, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza.

Qué otra cosa podía ser, había que hacer de tripas corazón, esos afectos y emociones positivas ayudaban a sostener el ánimo y las ganas de seguir adelante. Los racionamientos, la escasez de alimentos esenciales, la merma de la pesca, que en un pueblo de pescadores, significaba ya de por sí un gran problema. En estas situaciones, los niños siempre han sabido crear sus espacios de disfrute y algarabía. En aquellos tiempos, uno de esos momentos, coincidía con excursiones a las huertas vecinas. Donde en las épocas de fruta, se atiborraban de peras, manzanas o lo que fuera. También tenía sus riesgos, los propietarios de esos huertos, no eran muy tolerantes, entre otras cosas por esos mismos tiempos de escasez.

Y los años iban pasando, la guerra fratricida se prolongaba y a sus once años, fallece su papá. Luego sus dos hermanos mayores en el naufragio de uno de los barcos familiares. Él, siendo el mayor de los varones y en vista de la situación, a los doce años se fue para Cadiz, encomendado a la fonda "La Cepa Gallega", cuyos dueños eran conocidos. Allí se alojo y esa misma gente le consiguió para embarcar en un pesquero como marinero de cubierta. Ya embarcado, ese niño de doce años, era el mejor marinero de cubierta que tenía el patrón. Al que le pagaba 25 pesetas y mi padre, tenía claro que necesitaba gana más dinero para enviarle a su madre.

Ahí, comenzó toda una aventura. Descubrió que si trabajaba como foguista, podía ganar el doble, por lo cual, se puso manos a la obra para aprender ese oficio. Lo cual consiguió gracias a Severiano, uno de los foguistas del barco, quien le enseño todo respecto al manejo de la caldera y los comandos de maniobra. Eso llevó a que en su momento, ese niño de doce años, le planteara al patrón de pesca que se iba a trabajar a la máquina. Allí ganaría el doble, pero no fue sencillo, pasó muchas penurias a raíz de la guerra desatada entre el patrón de pesca y el de máquinas por su concurso. Finalmente y después de varias anécdotas en su mayoría desagradables, aunque la definitiva fue algo jocosa. 

Eran barcos a vapor, su generador requería estar constantemente paleando carbón y controlando los distintos elementos de seguridad. Un lugar donde hacía mucho calor y la ventilación era escasa. Como parte de la guerra entre patrones, el sobrino del patrón de pesca, cuando mi padre estaba de foguista, se sentaba en la entrada de aire. Lo cual significaba más calor y aire escaso. Un día Severiano vio la jugada y le ordenó a mi papá que pusiera una de las herramientas de la caldera al fuego. Se trataba de un hierro largo con una especié de espátula en la punta, usado para limpiar los tubos de humo. Con ese implemento al rojo vivo en sus manos, Severiano lo metió por la ventana. Ya imaginarán el resultado, aquel muchacho, nunca más volvió a sentarse allí.

Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, compartiendo las historias que me van brotando de la memoria. Dejando caer a los cuatro vientos esas anécdotas, que forman parte de mi propia historia personal. Historias de seres anónimos, que no trascienden más allá del ámbito familiar, pero que todos tenemos y van determinando nuestra vida. Y si juntamos unas con otras, hacemos la historia universal.

A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!! Les deseo una buena tarde!!!!!

Un abrazo!!!!!

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