Es un espacio para compartir mi visión de la Felicidad y sus vínculos con todos los aspectos de la vida, el hogar, el amor, los afectos, el trabajo, la sociedad, la política, la educación, la economía, la ciencia, la empresa y más.
La Felicidad es una tarea individual y colectiva, requiere un esfuerzo constante de todos nosotros, se relaciona e influye en todo, es un elemento vital para tener un mundo mejor.

sábado, 20 de febrero de 2021

Historias allende la mar


 Siguiendo con recuerdos, también vinculados a la mar. Siendo niño, en verano, mis hermanas y yo fuimos testigos de algo genial. El reencuentro de dos amigos, después de treinta años. Dos héroes anónimos, con historias allende la mar. Habitualmente en aquellos tiempos, casi todas las tardecitas, después de que mi padre volviese del trabajo, nos íbamos a la costa. Nuestros padres, de tradición marinera, siempre fueron aficionados al pescado fresco, mi mamá aún lo sigue siendo. 

Era un paseo hasta la playa, para pescar. Mi padre marinero de profesión, hizo una pequeña red, con la cual nos metíamos al agua ya casi a la puesta del sol. Hacíamos un cerco y luego tirábamos de los extremos hacia la orilla. Y la riqueza natural de aquellas playas, nos regalaba un jugoso tesoro de variados peces. Unas veces era la playa del Cerro, o Punta Yeguas, otras el Buceo, Malvín o playa Verde. En fin, dependiendo del día y para ir variando de lugar, recorríamos casi toda la costa montevideana. Esa faena familiar, creaba alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza.

El objetivo era pescar para la cena y volver a casa después de esa actividad en familia. Una de esas tardes, estábamos en Malvín, mis hermanas y yo haciendo esa faena. Mi madre no había podido acompañarnos ese día y nuestro padre, estaba de mal humos por cuestiones laborales, en fin, que no tenía ganas. De todos modos nos llevó y aguardó a que ejecutáramos nuestra rutina. Tal fue la cantidad de pescado que sacamos, que necesitamos su ayuda. Su mal humor no cedía a pesar de la algarabía y la fiesta montada alrededor. Un señor, muy amablemente se ofreció a ayudarnos, a lo cual mi padre contestó muy secamente que no. 

A pesar de ese mal humor, mi padre y el señor, siguieron conversando sobre la red y la forma de pescar, hasta que cuando ya habíamos terminado y compartido parte de esa pesca con la gente que se juntó. Mi papá y Severiano comenzaron a charlar más amablemente y a medida que avanzaba la conversación, fueron atando cabos. Al los pocos minutos, se reconocieron y surgió ese abrazo fraterno que nos emocionó a todos. Mis hermanas y yo, además de todas las personas que allí estaban, fuimos testigos de ese reencuentro de dos seres creadores de historias allende la mar.

Luego, siguieron las presentaciones del caso, mi padre nos presentó, Severiano presentó a Pilar, su esposa y de ahí en adelante continuó un contacto. Y en esa noche, mientras cenábamos en casa el producto de nuestra pesca, nos enteramos de esa historia heroica que vivieron ellos siendo muy jóvenes. Tiempos difíciles, recursos escasos, trabajo duro, habilidad y decisión, salían a relucir constantemente. Había que llevar el pan a casa y su forma de vida era la pesca. Cadiz fue el lugar donde surgió esa amistad, forjada en esa labor, uno desde la cubierta y el otro desde la caldera de vapor que movía el barco pesquero.

Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, recordando historias de esas que todos tenemos. Esas que algunas veces nos parecen tonterías, pero que son nuestra historia y para mí es importante recordar y contar. Habla de nosotros, de nuestros orígenes que de otra forma, si no nos animamos a escribirlo, se perderá. 

A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!!! Les deseo una buena noche!!!!!!

Un abrazo!!!!!

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