Van de una orilla a otra. Emprenden vuelo, siguiendo las rutas ancestrales. Que las aves migratorias llevan grabadas en sus genes. Lugares mágicos, donde abundan maná celestial y congéneres para compartir. Una pausa en el camino. Un descanso necesario, en especial cuando la tormenta arrecia, refugiarse en un lugar adecuado es vital. Guarecerse, recuperar fuerzas y seguir nos preservan, nos permiten la continuidad de la especie.
Algo que no solo sucede con esas aves, que casualmente capté mientras paseábamos por Testal, junto a mi esposa y nuestra mascota. Todos los seres vivos, en algún momento de nuestra existencia, requerimos esos instantes de recuperación. Diría que en nuestro caso, lo necesitamos diariamente. Un descaso, una pausa en el camino, aunque nos apremien y exijan seguir, es imprescindible. Forma parte de la continuidad, aunque signifique detenerse. Parar, y hasta dar un paso atrás, en determinadas circunstancias es lo indicado para seguir adelante.
La necesidad de volver a emprender el sendero, es algo que brota de forma natural, lo sentimos. Como la alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza. Surge naturalmente, aunque también es algo que decidimos. Tenemos la capacidad de hacerlos aflorar desde lo más profundo de nuestro ser. Nuestra voluntad y el aprendizaje constante de nuestros mecanismos naturales. La observación constante de las causas y los efectos. Nos conducen hacia ese conocimiento de nosotros mismos, desde el cual poder ir de una orilla a la otra sin miedo.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, haciendo aflorar esos afectos y emociones positivas que comparto con quienes me rodean constantemente. Dejo cada jornada esas migas de pan, que quedan libradas a los cuatro vientos.
A disfrutar el día!!!!! A seguir cuidándose!!!!! Les deseo una buena tarde!!!!!
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