Muy buenos días, una larga y dolorosa pandemia, sometidos a titubeantes decisiones, desembocan en tormentosas, desesperantes y tristes realidades, agotando la energía emprendedora, a resistir. Esa viene siendo una de nuestras principales tareas cotidianas, resistir los constantes golpes que nos llegan de todas partes. Por una parte hacer todo lo posible por evitar contagiarnos del coronavirus, por la otra, digerir e intentar superar todas las demás piedras que nos encontramos en el camino. Unas naturales, que forman parte del trayecto diario, y otras impuestas por la incompetencia gestora de las autoridades en todos los aspectos.
Esto no es patrimonio exclusivo de un solo país, esto es algo que la pandemia ha puesto en evidencia en todas partes, la incompetencia, que salvo algunas excepciones, es otra pandemia en sí misma. Abriendo así un escenario nuevo, se perfilan cambios siempre que quienes venimos sufriendo toda esta situación, asumamos nuestro rol ciudadano responsablemente. Algo que estoy percibiendo cada día en mis actividades cotidianas, es la pronunciada y grave caída en las expectativas en las pequeñas y medianas empresas del pueblo. Ataco esa actitud negativa, en aquellos lugares donde la detecto e intento generarles alegría, ilusión, buena onda, optimismo, solidaridad, felicidad, amor y esperanza por el futuro, pero no estoy seguro que alcance con eso.
Les animo a ver las cosas desde otro punto de vista, argumento sobre la capacidad de todos quienes de un modo u otro somos emprendedores, para salir de situaciones adversas. De nuestra fuerza para volver a empezar a pesar de los golpes y las heridas que nos dejan las luchas de cada jornada. Las dificultades para hacer una caja diaria suficiente para cumplir con proveedores, salarios, gastos de funcionamiento y las ineludibles obligaciones fiscales. Ya ni menciono lograr obtener un margen de rentabilidad mínimo, cada vez más difícil. Lo usual es tener que apechugar todos esos compromisos con capital propio y su consecuente desgaste patrimonial.
Por ahí vamos todos, unos a ritmo más acelerado que otros y esa tristeza de ver la forma en que el esfuerzo de toda una vida se ve comprometido por toda ésta situación, a la que no se le ve un horizonte definido, cala muy hondo y lógicamente genera todo ese clima adverso.
Y así voy yendo, manteniendo el rumbo fijo hacia mi ser feliz, soportando todos esos entuertos, haciendo lo que humildemente puedo y compartiendo lo que voy observando, sintiendo y haciendo.
A disfrutar el día!!!!!! A seguir cuidándose!!!! Se puede, vamos todavía!!!!! A resistir!!!!
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